Soy de las personas a las que les
gusta llevar una vida muy activa, siempre me gusta estar ocupada con algo. Me
encanta trabajar hasta dejar todo terminado, estar involucrada en muchas
actividades sociales, pasar tiempo buscando más a Dios, me apasiona servir en la iglesia y en
otras actividades ad honorem, compartir con la familia y tener el tiempo como para
el gimnasio, leer un libro o pasar tiempo con mis amigas. Así que hoy mientras trabajaba y platicaba con
una compañera de trabajo, ella me preguntaba que cómo hacía para tener tiempo
para hacer tantas cosas y a veces ni parecer estresada.
Así que mientras venia en el
carro manejando, venia pensando en esto y llegue a la siguiente conclusión: Todo
lo que hago, lo hago poniendo mi corazón y energías al máximo, disfrutando de
cada momento que me da la vida. Y al pensar en esto llegue a definir que la vida
es como un delicioso cóctel de frutas, preparemos uno y veamos porque se parece
tanto a la vida.
Un cóctel lleva frutas principales
como la manzana, la papaya y el banano, en la vida es igual porque hay cosas que no pueden faltar, como la
familia, los amigos y la pareja que
forman aquellos momentos alegres y especiales que se convierten en los
recuerdos más importantes de nuestra vida, aquellos que llegan para endulzar nuestro día con día. El cóctel también
necesita de esas frutas que le den vida y color como la fresa, el mango, las
moras y la mandarina que tienen un color que nos hace abrir los ojos y tocar
nuestro corazón para llamar nuestra atención y decirnos cómeme, igual en la
vida hay colores vivos que llegan a representar las etapas que marcan la vida
como la boda, cuando nos enamoramos por primera vez, el nacimiento de un nuevo integrante
de la familia, o como cuando nos vamos de vacaciones y disfrutamos de tiempo de
diversión y relax. Pero también están las
frutas acidas, como la naranja y la piña, aquellos momentos que no nos gusta vivir pero
que al final son parte de la vida, como la
pérdida de un ser querido, el estrés del trabajo o los problemas que podemos
tener en la familia o situaciones de la vida. Las frutas neutras como el coco,
cereza y durazno, frutas que si forman parte del cóctel pero que a veces ni
siquiera lo notamos, como la rutina del día a día aquellas actividades que ya
hacemos por costumbre. Pero esta ese toque especial, el que termina haciendo
que nuestro cóctel de frutas sea perfecto… si la miel. En la vida nuestra miel
es Dios sin él no lograríamos completar nuestro cóctel de frutas; pues es
cuando le conocemos y tenemos una relación íntima con él, cuando nuestra vida
empieza a tener ese toque que nos da sentido y una razón principal para
saborear un delicioso cóctel de frutas.
En la vida necesitamos pasar todo ese tipo de experiencias
para que tenga un verdadero sentido y para que aprendamos a vivir de cada
momento que Dios nos da… Encontrar nuestra razón der ser en este planeta es tarea de cada
uno. El secreto para que tu vida sea como esos cócteles de frutas que quieres
volver a comer deberás encontrar el sentido a todo lo que haces y hacer todo
con pasión agarrado de la mano de Dios.
¡La vida es un cóctel de frutas...Disfrútala!