Tic tac tic tac… estamos a punto
de decirle adiós al 2014. Puedo decir que Dios ha sido
bueno, un año con muchos retos y experiencias nuevas llegaron a mi vida. Inicie
el 2014 con muchos sueños escritos en un papel, esperando ver realizados más de
alguno de ellos y aunque no todos se
cumplieron descubrí que a veces los planes que tienes para tu vida se quedan
cortos con las cosas grandes y maravillosas que Dios tiene ya preparadas para
ti.
Conocí el verdadero significado
de la amistad al conocer personas maravillosas que nunca creí que se convertirían
en verdaderos amigos; que no esperan nada a cambio para brindarte esa amistad
incondicional.
Dejé ir aquellas personas que no
agregaban valor a mi vida, que sólo estaban conmigo en los momentos buenos;
pero me daban la espalda en la primera oportunidad que tenía.
Experimenté la gracia de Dios al
darme la oportunidad de servirle con cosas grandes que jamás creí posibles,
prediqué de su palabra y encontré dones en mí que no sabía que tenía. Fui desafiada
por Dios para entregarle más parte de mi tiempo para trabajar por su obra.
Encontré nuevas puertas de
oportunidad para crecer profesionalmente, aunque al principio fue difícil adaptarme
nunca dude que si Dios te abre puertas donde jamás imaginas es porque él tiene
un propósito para ponerte en cada lugar.
Descubrí que el amor a veces
puede doler en especial cuando crees haber encontrado a la persona ideal para
iniciar una aventura. Que aunque te rompan el corazón vale la pena intentar
amar y que cuando pones un sueño en manos de Dios, él cuida tu corazón.
Valoré más el tiempo de calidad
que pase con mi familia, las únicas personas que te aman incondicionalmente,
que aunque falles saben perdonarte y están siempre a tu lado.
Afronté batallas que sólo yo
podía ganar de rodillas y agarrada de la mano de Dios. Esos obstáculos que te
hacen descubrir poderes dentro de ti que te hacen crecer como persona.
Entendí que no todo el mundo
puede trabajar a mi ritmo, que la perfección es una herramienta individual que
te sirve para intentar hacer las cosas de la mejor manera posible, pero que no
puedes exigir a los demás inyectar las
mismas ganas para hacer las cosas como tú quisieras.
El 2014 fue un año bueno donde:
reí, canté, lloré, grité, soñé, descubrí, arriesgué, triunfé, fallé, valoré,
amé, aprendí y… ¡Viví cada día al máximo descubriendo la historia escrita por
Dios para mi vida!
Ahora estoy lista para recibir el
2015 y descubrir lo que Dios tiene preparado para mí.